Aquellas fechas de finales del 2013, un grupo de corredores de Astrabudua Taldea,
se fija como objetivo en el 2014 correr la medio Maraton y maratón Martin Fiz
en Vitoria.
Han sido largos meses de entrenamiento, donde cada uno ha
intentado sacar el máximo tiempo y
ganas que ha podido, para la preparación del mismo. Despues de varios días nos
cuentan sus experiencias del medio maratón
y del maratón.
Esperamos que disfrutéis de sus experiencias como ellos han disfrutado de sus carreras.
---Asier Unibaso---
Me acuerdo de lo que sufriamos en Enero,
haciendo series por la noche a 2ºC lloviendo como si nunca lo hubiera hecho.
Aquellas frías mañanas en Galdames corriendo como galgos, casi dos horas
esquivando bicicletas. En mente estaban los 21km del 11 de Mayo en Gasteiz.
La necesidad de entrenar era evidente, más aún después de dos desafortunados
meses plagados de lesiones.
Llegó el día. Gris, frío, lluvioso,
amaneciendo poco a poco. La verdad es que las sensaciones no eran positivas,
suena a tópico, lo sé, pero es así. Aquellas rectas con Jorge, Jousé,
Gorka y Aitor me mataron e hicieron que mis piernas llegaran pasaditas
de vueltas. Nervios pocos, ganas muchas, objetivo: conservar al principio,
esperar sensaciones y decidir....Hacía dos años que no hacía medio maratón
y el entrenamiento de la última semana había sido muy flojo, por tanto
había que correr con cabeza, más que nunca. Esto a más de uno seguro que
le suena.....
Casi sin tiempo para calentar y tras
la foto (con ausencias) de rigor, empezamos por delante de la liebre de
1:35h, sin perder de vista el globo morado de 1:30h. Primeros kilómetros
con Joseba, nuestro último fichaje, un crack el tío, la alegría personalizada.
Callejeando a 4'20, las sensaciones eran positivas pero a partir del km
5 Joseba baja un poco el ritmo y me quedo solo, pensaba que se me iba a
hacer demasiado largo...... Decido concentrarme en el globo morado de la
liebre de 1:30h a unos 200m delante mío. Adelantando poco a poco a corredores
de todos los lugares: Castellón, Burgos, Barcelona, Donosti, Madrid...iba
creciendeo en carrera, las sensaciones eran buenas y la moral iba a tope.
En el km 12 y tras notar que los gemelos
poco a poco se cargaban, el dichoso globito morado de la liebre salia por
los aires. Dios!!, me quedo sin referencia, no queda otra que apretar y
tratar alcanzar al grupo antes de que me venga abajo. Finalmente en el
km 15, consigo llegar a la par de la liebre de 1:30h. Ahí estaba Álvaro,
más fresco que una rosa y un tanto sorprendido al ver que llegaba a su
par.
La cosa pintaba bien pero las piernas
empezaban a flaquear de verdad. A pesar de ello, consigo adelantar a la
liebre y seguir unos metros a Álvaro (madre mía como va éste tío). Veía
que era capaz de bajar de los 90' y por el bien de mi gemelo derecho no
merecía la pena 'apretar' más por lo que me dejo llevar el último km disfrutando
de verdad del ambiente en la llegada, los gritos, los aplausos y las sensaciones.
Al final 1:29:47...pero no deja de ser un número más, de esos que no entienden
de sensaciones. Lo importante de verdad, la emoción y felicidad al llegar,
pero más si cabe ver en la meta a los más valientes del equipo que
se han lanzado a por los 42km, Jorge increible, Beitus sufriendo al limite
y por detras Toño como si hubiera acabado una carrera popular y Jousé,
con la rodilla lesionada y terminando en 3:40h.
En fin, satisfecho por la prueba y orgulloso
de formar parte de este equipo compuesto por buenos atletas de una calidad
humana increible.
¡¡Eskerrik Asko compis!!
Asier
---Jousé---
Después de una semana con muchos nervios y una noche casi sin dormir, llegó el gran día, el día de mi 4º maratón. Hecho un manojo de nervios nos vamos para Vitoria, el día gris y lluvioso... bufff, a mí me gusta el calorcito.
Cuando aparcamos por lo menos no llovía y aunque el ambiente era fresquito se estaba a gusto. Nos acercamos hacia la salida, calentamos un rato y al cajón. Esperando la salida se acabaron los nervios, nos quedaban al menos tres horas y media de diversión y de sufrimiento.
Salí con Jorge, con un buen ritmo 4:40’-4:50’, fuimos muy bien, cogimos la liebre de 3:30 h. Pero sobre el Km 10 la pasamos y nos mantuvimos por delante de ella sin problemas.... Entonces mi cabeza empezó a funcionar y mis miedos de la semana anterior comenzaron a asomarse ¿Cómo podía ir con Jorge si él había entrenado mucho más que yo? Sabía que en algún momento empezaría a flaquear... uno ya es perro viejo. Aguanté hasta el km 28. Había ido muy a gusto con él, pero Jorge tenía más ritmo que yo y no quería ser un lastre.
Me quedé atrás, sabiendo que era mi perdición, que el 3:30 se iba a escapar. Seguí intentando mantener un ritmo decente hasta que me alcanzase la liebre de 3:30. Cuando me alcanzó, alrededor del km 30, me pegué a ella durante 1 km pero ya no llevaba el ritmo y se me escapó.
A partir de entonces...bufff...¡a sufrir toca! Me puse otro objetivo, bajar de 3:40 y tippi tappa hasta el final. Del 38 al 40 me quería morir, ¡qué cuesta! pero no tenia excusa para retirarme, solo me dolían las piernas y corriendo tardaría menos en llegar que andando... Me juré que no correría nunca más un maratón...
Aún así, a partir del km 40 intenté acelerar un poco para bajar de 3:40 sufriendo mucho pero gracias a los gritos de ánimo de la gente de meta y de Cristina y Hugo, conseguí entrar en ese tiempo. Llegué contento por haber terminado sin lesionarme y conseguir mejorar mi marca en un maratón. Siendo sinceros y dada mi preparación, 3:40 eran un objetivo más realista que los 3:30 iniciales.
Una vez terminado me abrigué, bebí, comí algo y cuando me monté en el coche ya había cambiado de opinión: este no va a ser mi último maratón, habrá un 5º y lo terminaré en 3:30.
Jousé.
---Alvaro---
Por fin llegó el día, mi última carrera había sido en diciembre de 2013 y ya estábamos en mayo de 2014. Como pasa el tiempo. Todos esos meses había estado entrenando, series, carrera continua... muchos días duros y un entrenamiento que está enfocado hacia finales de año, por lo que todavía está en su Ecuador.
La noche anterior me encontraba inusualmente inquieto, las ganas de hacerlo bien para obtener un buen cajón de salida para la media nocturna de Bilbao y la Behobia-San Sebastián y ver que frutos va dando el esfuerzo tenían la culpa. Finalmente conseguí dormir, muy pocas horas, me imaginaba que no sería el único del grupo dando vueltas en la cama sin poder dormir....
Por la mañana nos reunimos todos, buen ambiente y vamos relajando nervios. Cada uno con nuestro objetivo.
Se acercaba la hora de la salida, apenas pude calentar, intenté aprovechar en compañía de Cristina los 8-9 minutos de los que disponíamos para hacer el mejor calentamiento posible.
Era la hora, me cuelo entre la gente y me coloco junto a la liebre de 1:30, era mi objetivo, bajar de de ese tiempo. Salimos. Primer kilómetro, como es habitual mucho tráfico de gente, salimos a un ritmo constante sobre 4:10 el km. Voy detrás de una chica a la que llevo intentando adelantar y no hay manera. Empieza a chispear y el suelo está muy resbaladizo. La chica me roza con la pierna, se desequilibra y se cae al suelo. Mierda pienso, me paro a ver que tal está y si necesita ayuda. Ya creía que se acababa la carrera para ella y tal vez para mi también. Se le levanta bastante rápida y enojada conmigo. Le pido disculpas y al ver que continúa su marcha hago lo propio. Me reengancho a la libre.
Manteníamos un ritmo constante 4:10-4:15 muy llevadero. Entre los kilómetros 5 y 7 parece que me invade el cansancio, que raro, no voy a poder acabar la carrera pensaba, que fastidio....pero pasados los kilómetros desaparece esa sensación y vuelve la energía. Se lo achaco a la falta de calentamiento.
En el kilómetro 12 la liebre cae, seguramente por el roce de alguna pierna. Había lluvia ligera y sobre el suelo una fina pátina de agua que lo hacía resbaladizo. Me recuerda a la pobre chica que cayó en el primer kilómetro. Pido disculpas de nuevo por la parte que me toca.
Enseguida se levanta la liebre y vuelve a coger el ritmo, pero había perdido el globo de referencia. A alguno (Asier lo comenta en su crónica) le hace una faena ya que pierde la referencia...
Sin mayor novedad llegamos al kilómetro 18. De repente aparece Asier y se coloca a mi lado. Me sorprende bastante, iba metido en mi carrera y pienso ¿de dónde sale ahora este? ¿Vamos lentos o este chico tiene mucha reserva? Corremos juntos varios centenares de metros, tal vez un kilómetro.
Miro mi pulsómetro y veo que voy en tiempo, todo correcto, pero tenía todavía algunas reservas de fuerza. Decido acelerar un poco el ritmo y garantizar el tiempo a batir. Dejo atrás a la liebre y al grupo que me había acompañado los 19km (buen grupo, corrimos agusto) y voy adelantando a algunos corredores que tenía delante.
Paso el kilómetro 20 y empiezo a pensar en la llegada, miraba el reloj, y veía que mejoraba el tiempo previsto, todo iba bien, antes de la meta varias curvas de 90º te hacían creer que tras el giro estaría la meta, pero no era así. Se me hizo algo más largo de lo esperado, miraba el reloj y el buen tiempo previsto se esfumaba. ¿Cómo era posible? Ya estaba bien entrado en 1:29 minutos y había que bajar de 1:30. Aprieto un poquito y aparece la meta, tiempo final 1:29:47 segundos. Vaya, porque poquito pensé, objetivo cumplido.
Enseguida llegó Asier y fuimos en busca de las mochilas. Que gusto da acabar la carrera y estar entero. Buenas sensaciones y objetivo cumplido, siempre se quiere hacer mejor, pero no se puede pedir más. Hay que mejorar poco a poco.
Saludos,
Alvaro
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Después de una semana con muchos nervios y una noche casi sin dormir, llegó el gran día, el día de mi 4º maratón. Hecho un manojo de nervios nos vamos para Vitoria, el día gris y lluvioso... bufff, a mí me gusta el calorcito.
Cuando aparcamos por lo menos no llovía y aunque el ambiente era fresquito se estaba a gusto. Nos acercamos hacia la salida, calentamos un rato y al cajón. Esperando la salida se acabaron los nervios, nos quedaban al menos tres horas y media de diversión y de sufrimiento.
Salí con Jorge, con un buen ritmo 4:40’-4:50’, fuimos muy bien, cogimos la liebre de 3:30 h. Pero sobre el Km 10 la pasamos y nos mantuvimos por delante de ella sin problemas.... Entonces mi cabeza empezó a funcionar y mis miedos de la semana anterior comenzaron a asomarse ¿Cómo podía ir con Jorge si él había entrenado mucho más que yo? Sabía que en algún momento empezaría a flaquear... uno ya es perro viejo. Aguanté hasta el km 28. Había ido muy a gusto con él, pero Jorge tenía más ritmo que yo y no quería ser un lastre.
Me quedé atrás, sabiendo que era mi perdición, que el 3:30 se iba a escapar. Seguí intentando mantener un ritmo decente hasta que me alcanzase la liebre de 3:30. Cuando me alcanzó, alrededor del km 30, me pegué a ella durante 1 km pero ya no llevaba el ritmo y se me escapó.
A partir de entonces...bufff...¡a sufrir toca! Me puse otro objetivo, bajar de 3:40 y tippi tappa hasta el final. Del 38 al 40 me quería morir, ¡qué cuesta! pero no tenia excusa para retirarme, solo me dolían las piernas y corriendo tardaría menos en llegar que andando... Me juré que no correría nunca más un maratón...
Aún así, a partir del km 40 intenté acelerar un poco para bajar de 3:40 sufriendo mucho pero gracias a los gritos de ánimo de la gente de meta y de Cristina y Hugo, conseguí entrar en ese tiempo. Llegué contento por haber terminado sin lesionarme y conseguir mejorar mi marca en un maratón. Siendo sinceros y dada mi preparación, 3:40 eran un objetivo más realista que los 3:30 iniciales.
Una vez terminado me abrigué, bebí, comí algo y cuando me monté en el coche ya había cambiado de opinión: este no va a ser mi último maratón, habrá un 5º y lo terminaré en 3:30.
Jousé.
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Por fin llegó el día, mi última carrera había sido en diciembre de 2013 y ya estábamos en mayo de 2014. Como pasa el tiempo. Todos esos meses había estado entrenando, series, carrera continua... muchos días duros y un entrenamiento que está enfocado hacia finales de año, por lo que todavía está en su Ecuador.
La noche anterior me encontraba inusualmente inquieto, las ganas de hacerlo bien para obtener un buen cajón de salida para la media nocturna de Bilbao y la Behobia-San Sebastián y ver que frutos va dando el esfuerzo tenían la culpa. Finalmente conseguí dormir, muy pocas horas, me imaginaba que no sería el único del grupo dando vueltas en la cama sin poder dormir....
Por la mañana nos reunimos todos, buen ambiente y vamos relajando nervios. Cada uno con nuestro objetivo.
Se acercaba la hora de la salida, apenas pude calentar, intenté aprovechar en compañía de Cristina los 8-9 minutos de los que disponíamos para hacer el mejor calentamiento posible.
Era la hora, me cuelo entre la gente y me coloco junto a la liebre de 1:30, era mi objetivo, bajar de de ese tiempo. Salimos. Primer kilómetro, como es habitual mucho tráfico de gente, salimos a un ritmo constante sobre 4:10 el km. Voy detrás de una chica a la que llevo intentando adelantar y no hay manera. Empieza a chispear y el suelo está muy resbaladizo. La chica me roza con la pierna, se desequilibra y se cae al suelo. Mierda pienso, me paro a ver que tal está y si necesita ayuda. Ya creía que se acababa la carrera para ella y tal vez para mi también. Se le levanta bastante rápida y enojada conmigo. Le pido disculpas y al ver que continúa su marcha hago lo propio. Me reengancho a la libre.
Manteníamos un ritmo constante 4:10-4:15 muy llevadero. Entre los kilómetros 5 y 7 parece que me invade el cansancio, que raro, no voy a poder acabar la carrera pensaba, que fastidio....pero pasados los kilómetros desaparece esa sensación y vuelve la energía. Se lo achaco a la falta de calentamiento.
En el kilómetro 12 la liebre cae, seguramente por el roce de alguna pierna. Había lluvia ligera y sobre el suelo una fina pátina de agua que lo hacía resbaladizo. Me recuerda a la pobre chica que cayó en el primer kilómetro. Pido disculpas de nuevo por la parte que me toca.
Enseguida se levanta la liebre y vuelve a coger el ritmo, pero había perdido el globo de referencia. A alguno (Asier lo comenta en su crónica) le hace una faena ya que pierde la referencia...
Sin mayor novedad llegamos al kilómetro 18. De repente aparece Asier y se coloca a mi lado. Me sorprende bastante, iba metido en mi carrera y pienso ¿de dónde sale ahora este? ¿Vamos lentos o este chico tiene mucha reserva? Corremos juntos varios centenares de metros, tal vez un kilómetro.
Miro mi pulsómetro y veo que voy en tiempo, todo correcto, pero tenía todavía algunas reservas de fuerza. Decido acelerar un poco el ritmo y garantizar el tiempo a batir. Dejo atrás a la liebre y al grupo que me había acompañado los 19km (buen grupo, corrimos agusto) y voy adelantando a algunos corredores que tenía delante.
Paso el kilómetro 20 y empiezo a pensar en la llegada, miraba el reloj, y veía que mejoraba el tiempo previsto, todo iba bien, antes de la meta varias curvas de 90º te hacían creer que tras el giro estaría la meta, pero no era así. Se me hizo algo más largo de lo esperado, miraba el reloj y el buen tiempo previsto se esfumaba. ¿Cómo era posible? Ya estaba bien entrado en 1:29 minutos y había que bajar de 1:30. Aprieto un poquito y aparece la meta, tiempo final 1:29:47 segundos. Vaya, porque poquito pensé, objetivo cumplido.
Enseguida llegó Asier y fuimos en busca de las mochilas. Que gusto da acabar la carrera y estar entero. Buenas sensaciones y objetivo cumplido, siempre se quiere hacer mejor, pero no se puede pedir más. Hay que mejorar poco a poco.
Saludos,
Alvaro
¡¡¡Oso Ondo!!! Muy grande..........
ResponderEliminarBonita crónica, enhorabuena!!
ResponderEliminarMuy buena Asier, vaya crónica.
ResponderEliminarMe has emocionado, y lo sabes. Eres un crack de la literatura y del deporte un poco también.....
ResponderEliminarayer toco dia de sufrimiento,pero de todo se aprende y ayer toco una dura leccion.
ResponderEliminarpor lo demas me quedo con lo positivo, la buena compañia y el buen ambiente que hay en este grupo.
Bien hecho tio !!!
ResponderEliminarBuenas crónicas!!! Enormes todos el domingo!!! Ánimo Bei que 3:27 es un tiempazo!!!
ResponderEliminarbuena cronica alvaro,go,go,goooo.astrabudua taldeaaaa.
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