domingo, 23 de marzo de 2014

Azkoitia - Azpeitia 2014



Tras tres meses de duro entrenamiento llegó el 22 de marzo 2014, día de la XXI  media maratón Azkoitia-Azpeitia. El día amanece no todo lo bueno  que esperábamos pero con el paso de las horas va mejorando, y a la hora de la carrera está casi perfecto, poca lluvia, nada de viento y el frío justo, 10ºC.
Nos ponemos en marcha a las 13.30 con una baja de ultima hora (Jorge, se te echó de menos).

Después de 50 minutos llegamos a Azkoitia para recoger los dorsales y rápidamente trasladarnos a Azpeitia para aparcar, cambiarnos e ir calentando hasta Azkoitia.
Edu, Jousé y Julio.
Esta carrera se hace en memoria del atleta Diego García, y uno de los momentos mas emotivos fue el minuto de silencio guardado antes del pistoletazo de salida en honor a este gran corredor.
La organización de la carrera había hecho público su deseo de que este año se batiera el record de la prueba y dos atletas Keniatas (Que sorpresa) lo consiguieron bajando de la hora por primera vez con un espectacular sprint (Alex Korio Opoitiptip 59.58 y Edwin Kipsang 59.59). En categoría femenina también dominaron las keniatas con Marta Tigabea como ganadora con un tiempo de 1:10:31.

Y ahora lo mas importante: nuestros resultados. Los tres componentes de Astrabudua Taldea que hemos tomado parte en esta carrera hemos cumplido nuestro objetivo.
Edu Zazo fue el primero que cruzó la linea de meta con un tiempo de 1:22:32, que supone su mejor marca personal (bajándola casi 4 minutos) y un estimulo para próximos objetivos como la maratón.
Julio Gonzalez, segundo en entrar, también ha conseguido realizar mejor marca personal (1:25:02).
Jouse Gonzalez, tercero en entrar, realizó un magnífico tiempo (1:37:35), a pesar de todas las dificultades que ha tenido durante el invierno (Rotura del ligamento cruzado anterior).
Nuestra impresión tras la carrera es que ésta es rápida y muy bien organizada, recomendándola a todos aquell@s que buscan mejorar su crono en los 21,097km. 

Agur Korrikalaris.

Edu por el km. 15

Edu.

Julio por el km. 15

Julio.

Jousé por el km. 15

Jousé.

Últimos 300 mts de Edu

Julio.

Últimos 300 mts. de Julio.

Últimos 300 mts. de Jousé.



jueves, 6 de marzo de 2014

Sahara Maratón, más que una carrera…


 



(por Txema Negro)

He tenido el placer de formar parte de una expedición solidaria deportiva en los campamentos de refugiados saharauis. La intensa semana vivida allí, quedará para siempre en mi recuerdo. Como lo prometido es deuda, ahí va una crónica resumen de esta preciosa experiencia.

De noche, bajo un cielo cubierto de estrellas que te hipnotiza, y escoltados primero por el ejército argelino y  después por el frente Polisario, llegamos a la casa que va a ser nuestro hogar durante los 6 días siguientes, en Aaiun, uno de los campamentos de refugiados saharauis situados en la región de Tindouf, en pleno desierto argelino.

No es hasta la mañana siguiente, a la luz del sol, cuando te das cuenta de lo qué significa estar en un campamento de refugiados. Un paisaje duro y sobrecogedor que te hace reflexionar desde el primer minuto que lo ves.



Los Saharauis llegaron hace 38 años al desierto argelino huyendo de la invasión marroquí en su tierra, e instalaron sus jaimas. Durante estos años, han ido construyendo alrededor de la jaimas, pequeñas edificaciones de adobe que albergan otras estancias de las viviendas.

Aquí no existen las  comodidades y mucho menos el lujo. La ducha es un barreño de agua por la cabeza dos veces en los 7 días que durará la estancia. En algunas casas, la luz es una única fluorescente en una de las estancias conectada a una batería que en pocas horas se agotará y que no podrá recargarse hasta el día siguiente a través de placas solares (quien tenga el lujo de tener una). En otras casas, simplemente no hay luz. Durante nuestra estancia hemos instalado en algunas viviendas, bombillas tipo “leds “cuyo consumo es 8 veces inferior al de una fluorescente y permite tener iluminación en todas las dependencias de la casa sin que se agote la batería.


 

El agua es un bien que escasea, nosotros solo podemos beber agua embotellada ya que no estamos acostumbrados al agua que ellos consumen. Nos produciría diarreas.

Nuestra familia nos acoge con una sonrisa. Su mayor preocupación durante estos 7 días es que nos sintamos a gusto en su casa. No hay un solo momento de nuestra estancia que no hayamos gozado de su hospitabilidad, su amabilidad y su compañía. Y no solo esta familia, hemos tenido el privilegio de conocer a otras y el trato ha sido el mismo.  Ser saharaui es ser hospitalario, forma parte de sus costumbres.




Durante nuestra estancia, además de participar en el maratón, visitamos algunos proyectos solidarios; entre ellos el centro de mayores de Bucraa, un hospital en el campamento “27 de febrero” y  una escuela en Aaiun.  También acudimos al museo de la guerra y a un museo antropológico que te descubre la historia y costumbres del pueblo saharaui. Y por supuesto, transportamos los 113 kilos de medicinas que compramos con los 4300 euros recaudados por la venta de las camisetas  solidarias hasta el ministerio de la salud. Allí fueron entregadas al responsable de la farmacia central de los campamentos. Objetivo cumplido.



Sin duda, lo mejor y lo más enriquecedor han sido las veladas con las familias saharauis, su tradicional te y su gastronomía. Hemos tenido la oportunidad de comer y cenar con diferentes familias y a todas les une el gran esfuerzo que hacen para que te sientas a gusto en su casa.
Cabe destacar que en los campamentos de refugiados todo excasea, también la comida. Hay familias saharauis que apenas hacen una o dos comidas al día. Y muchos niños sólo se alimentan de la comida que reciben en la escuela.En contra de lo que pueda parecer, la comida es exquisita. Al menos a mi me lo ha parecido. Cuscus, arroz, patatas, pollo, carne de camello y algunas verduras son los principales alimentos en los campamentos de refugiados. 




En lo deportivo tengo que decir que la experiencia ha sido increíble. El recorrido del maratón transcurre entre los campamentos Aaiun y smara. En Auserd, un tercer campamento, está situado el paso de la media maratón.


La carrera comienza a las 9.30. A esta hora la temperatura es de unos 23 grados, pero pronto el termómetro empieza a ascender hasta superar los 30 grados.

La salida la hago junto a Juanma, uno de mis compañeros de viaje. Patxi el otro compañero, sale un poco más retrasado. Txus, el culpable de este viaje, se propone completar la maratón en bicicleta y llevarnos algunos geles, bebida, etc. No ha sido posible, en apenas 3 km tiene que abandonar al partir la cadena. Es “rescatado” por el padre de nuestra familia en un todoterreno. A partir de ahí, van siguiendo la carrera desde el coche.


El ritmo de carrera en estos primeros kilómetros es más alto de lo que había previsto, 4´45/km aproximadamente. Puede parecer lento pero el terreno y el calor aconsejan ser prudentes. Hacia el kilometro 5 Juanma decide bajar el ritmo, lleva unos días con  molestias en la rodilla. Los siguientes kilómetros los comparto con un corredor saharaui. Vive en los campamentos, trabaja todos los días fabricando ladrillos de adobe para las construcciones. Hoy “descansa” para correr el maratón, Corre con un pantalón largo de chándal.

 
En 1hora y  40 minutos alcanzamos la media maratón. Este es uno de los momentos más emocionantes de la carrera. Las mujeres saharauis nos reciben con banderas saharauis y su “zaghareet” (ulular gritos con alta carga emocional). Dos mujeres saharauis portan una ikurriña. Agarrados de la mano y con los brazos en alto cruzamos la media maratón entre los gritos y aplausos de la gente. Solo por vivir este momento ha merecido la pena este viaje.


Nada más pasar Auserd la cosa se complica. Mi amigo saharaui acusa el cansancio y poco a poco se va quedando atrás. Los siguientes kilómetros, continúan entre pequeñas dunas. Un sube baja por la arena que desgasta muscularmente e impide llevar un ritmo constante.

Hay bastantes avituallamientos, aproximadamente cada 3 o 4 km. En ellos tenemos agua, naranjas, dátiles, etc. La carrera está bien señalizada con unos postes cada 500 metros. Hay puntos kilométricos cada 5 km. También hay patrullas del Frente Polisario para garantizar nuestra seguridad y para que no nos perdamos. En algunos puntos veo a mi familia saharaui y a Txus. Se acercan a animarme.


Hacia el kilometro 35 el terreno vuelva a ser más llevadero, no así el calor, que cada vez se hace más insoportable. Desde el kilometro 25 corro sólo, en algunos tramos realmente sólo. A pesar de todo voy muy animado.


Los kilómetros van pasando y entro en “Smara”. Quedan 2,5 larguísimos km para llegar meta. Gracias a los niños que se acercan a darme la mano, estos kilómetros finales se hacen más llevaderos. Es un placer verles disfrutar tanto.


En Smara vuelvo a ver a la familia, me siguen en coche, en la ventana llevan colgando una ikurriña. Me acerco al coche cojo la ikurriña y entro en meta con ella.


3 horas 30 minutos 36 segundos, noveno en la clasificación general y primero en mi categoría. Es lo de menos, la experiencia ha sido tan dura, bonita e intensa que todo lo demás queda en un segundo plano. Más tarde ya lo saborearé.

Nos reciben con una medalla fabricada por los propios saharauis en los campamentos.
Para recuperar nos dan una bolsa con un zumo, un huevo cocido, una lata de bonito, dátiles y pan. Curioso avituallamiento.


Me acerco a meta para ver entrar a Juanma y a Patxi. 3 horas 52 minutos y 4 horas 7 minutos respectivamente. Los tres hemos terminado la Maratón. Juanma con un esguince de rodilla, doble merito.  Otro objetivo cumplido.


Txema,


Aquí podéis ver un diario detallado de todo el viaje.

http://www.metrobilbao.net/noticias/noticias/1691-sahara-marathon-diario-de-viaje